El goteo templado tirando a caliente de aceites esenciales (del ajonjolí al sésamo, la almendra o el coco) va cayendo de forma continua sobre la frente del paciente, tumbado sobre una camilla, a medida que el fisioterapeuta inclina el cuenco de bronce marcado con un orificio. En este caso, el masajista es mujer, se llama Sara Lasi y trabaja en el complejo Somatheeram de Kerala, India, el primer (y mejor) resort del mundo de ayurveda, la medicina tradicional con 5.000 años de historia que tiene como objetivo unificar el cuerpo y la mente para acabar con mil y una patologías.
En este caso, el masaje Shirodhara (siro significa cabeza y dhara flujo en sánscrito) pretende abrir poco a poco el tercer ojo. O ese estado iluminado que permite acceder a reinos interiores y conseguir una percepción más allá de la ordinaria. ¿Los beneficios? Aparte del placer físico y mental, desterrar el estrés, el insomnio y la ansiedad, mejorar la memoria o la hipertensión, rejuvenecer el rostro, equilibrar el sistema nervioso y el organismo...
Es lo que explica después Lasi mientras enjabona el cabello. "Dicen que tiene propiedades positivas sobre 80 enfermedades y que si se hace durante 21 días, el éxito de cualquier problema está asegurado". A lo largo del masaje, que dura 50 minutos, sólo hay silencio y una ligera música relajante de fondo. Como mucho, desde el exterior se cuela de vez en cuando el trinar de un pájaro o un soniquete pausado en hindú a modo de oración que resuena a través de un altavoz por todo el complejo, salpicado de retratos de Ghandi, exuberante vegetación por todas partes (desde buganvillas a descomunales palmeras), alguna que otra ave pululando e infinidad de cabañas de madera y hojas de palma con porche incluido. Tanto las consultas médicas como las salas de masajes, yoga o meditación, los restaurantes, la tienda de productos ayurvédicos y las habitaciones siguen este diseño, emulando las antiguas viviendas aristocráticas del sur de la India. Y entre medias, idílicas piscinas y un campo de críquet a pie de playa asomando a lo lejos.
Somatheeram abrió sus puertas en 1985 sobre una colina a orillas del mar Arábigo en Trivandrum, capital de Kerala y cuna india del ayurveda. Desde entonces, no ha dejado de cosechar premios a nivel internacional (ningún otro centro semejante tiene tantos) y su lista de espera para un tratamiento a medida de siete a 28 días (con paquetes de una semana desde 900 euros)exige meses de antelación. Ya sea para perder peso, afrontar un trauma o desestresarse. Esto último es lo que busca Donosh Oxana, una empresaria rusa «con casa en Barcelona» que visita el resort por tercera vez para resetear y perder peso. "La última vez estuve 53 días y perdí 14 kilos;ahora estaré dos semanas, no puedo dedicarle más tiempo", se lamenta. Y sigue: "Tengo 120 empleados y cuatro hijos; necesito esto...". Entre los asiduos también figuran 'celebrities' como Madonna, Miranda Kerr, Gwyneth Paltrow o Miguel Bosé
Sea cual sea la finalidad, la experiencia empieza con un estudio personalizado en el que se analiza el tipo de dosha (elementos básicos o temperamentos) de cada persona. "Hay tres y la idea es equilibrarlos para lograr el bienestar y tratar una enfermedad de una forma u otra", comenta el doctor Jayan, toda una eminencia en el universo ayurvédico y uno de los 15 del centro, al que hay que sumar 200 empleados entre cocineros, terapeutas, enfermeros... Lo primero que hace Jayan es entrevistar al cliente, que ya ha pasado por un examen médico, sobre "su situación vital". Y apoyado sobre la mesa de su despacho, toma nota en una carpeta verde
En función de los resultados y la patología, se le asigna un tratamiento, resaltando la dieta y el yoga. Respecto a la comida, el resort tiene varios bufés cuyos alimentos se dividen según los doshas en busca siempre del equilibrio. Como actividades extra, los pacientes pueden realizar una excursión por Kerala o un safari por un parque natural de la zona. A gusto del consumidor.